Los buenos líderes son bastante comunes, pero también los hay… no tan grandes. Ser líder significa tener influencia, poder y mando sobre las personas. La forma en que los líderes utilizan estos privilegios determina el tipo de líder que son. Si te tomas un minuto para reflexionar sobre ti mismo, ¿serías capaz de decir qué tipo de líder eres?

Un buen líder es alguien que entiende el privilegio que ha obtenido por el cargo que ocupa y sabe que es capaz de ofrecer apoyo a todos los que le rodean. Comprende que las personas que le rodean también pueden ofrecer algo al mundo con la orientación y el estímulo adecuados. El liderazgo no consiste en ser un líder en sí mismo, sino en guiar a las personas que te admiran hacia el camino del éxito.

Sé que todos hemos probado el éxito en algún momento de nuestras vidas, y que hay al menos una persona a la que podemos agradecer que haya contribuido a ese éxito de alguna manera, ya sea mediante oportunidades, actos de amabilidad o críticas constructivas. Ser un buen líder significa ofrecer apoyo, pero no ser la muleta de alguien. Cuando ofreces tu apoyo, te limitas a dar palabras de ánimo cuando lo necesitan y a ofrecer herramientas que puedan ayudarles en sus empresas. Cuando te conviertes en la muleta de alguien, empiezas a tomar todas sus decisiones y acciones por ellos a pesar de que son plenamente capaces de hacerlo por sí mismos.

Un mal líder, por el contrario, cree que el liderazgo tiene que ver con el éxito personal y con ganar más seguidores cuanto más alto se sube en la escala. Creen que, por ser un líder, la gente siempre debe admirarles y servirles. No me malinterpretes, no hay nada malo en que la gente te admire. A veces, puede ser halagador ser una fuente de inspiración para la gente. Sin embargo, cuando uno piensa así por arrogancia y se aprovecha de ello, ahí es donde va mal.

Si quieres centrarte en convertirte en un mejor líder, debes centrarte en hacer cosas que puedan beneficiar a todos a largo plazo. Por ejemplo, ¿de qué manera puedes convertir el espacio de trabajo en un lugar seguro donde tu equipo no tenga miedo de perfeccionar sus habilidades y trabajar en sus puntos fuertes y sus debilidades? O bien, ¿qué problemas/cuestiones tiene en la oficina que pueden resolverse para que su equipo esté más motivado y sea más productivo? ¿Cómo puedes, como líder, utilizar tu tiempo para ayudar a todos los que te rodean? Cuanto más reflexiones sobre este tipo de preguntas, mejor entenderás tu responsabilidad a la hora de ayudar a todos los miembros de tu equipo a tener éxito.